11.2.12

Por dentro de mi

Subido a lo alto de un tejado, muerto de frio y sonriendo a la luna.
Si me rio de mi desgracia soy un inconsciente, me dice la gente al pasar, que se agolpan a mis pies para ver si salto. Son tan estúpidos que piensan que voy a saltar ¿No puedo simplemente mirar la luna? ¿No puedo simplemente disfrutar de una noche de vientos siberianos? Por lo visto eso no es normal y la gente no procesa ese amor por el frio, por sentirme mas cerca de ella, más cerca de su abrazo, que ella me espera bajo tierra, si saltara, si diera el paso...

Me paro a pensar en su sonrisa, en su pelo y en sus caricias, me paro a pensar en la constelación de sus pecas y sus besos, sus besos... Me derretia por ellos, suaves labios que se deslizaban junto a los mios, que me amaban, que me querían junto a ellos. Ahora están tan lejos, pero a un solo paso.
A cada minuto hay más gente apostada, mirando atónitos si este relato de mi vida acabará con mi cuerpo deformado por el impacto del suelo. Yo no me veo aún en el ataúd, aún tengo que hacer muchas cosas que prometí, tengo que vivir al menos cinco segundos más.

Pero no se puede morir por autoasfixia, lo se porque lo intento, el pánico de la gente me llega a mi; sus voces, sus gritos, sus atrevimientos, todo. Y lo noto, y lo siento, ellos quieren verme muerto, porque no saben mi nombre, porque no soy nada para ellos, seria una anécdota en sus bocas. Simples palabras exageradas y estaria a su lado, abrazados. Dos cadáveres que se aman, dos cadáveres que descansan juntos. Estas son mis últimas tres lineas y son todas tuyas.

Te amé, te amo y te amaré.