26.5.12

Hablando al aire, gritando al suelo

Nueve cervezas por barba, nueve relatos de autodestrucción. Un paseo a casa intenso, solitario, como si el mundo entero se hubiera parado y solo yo me moviera por los caminos inescrutable de un dios muerto. Son tantas las cosas que pasan en unos minutos, son los humos que infectan nuestro pulmones, que nos matan lentamente, son los que me hacen perder la cabeza, son los que me hacen fuerte.
Dicen las libelulas que he perdido mi vida, que la he tirado a la basura, que la he perdido para siempre. Soy yo, el que anda libre por el mundo, del que todos hablan mal. Pero mi utopia es para mi, mi autodestrucción es para mi, mis treinta minutos de sueños son para mi.

Veo a mi alrededor caras de gente que me veia con futuro, ahora tan decepcionadas que se tapan la cara. Si los poetas hablaran de mí harian canciones de tristeza y desamparo, de un niño que no supo crecer y se fue a vivir de sueños. “De sueños no se vive“, de versos no se muere, de miradas no se fallece. Y dime amigo, dime que hice mal, dime en que paso fallé y dame una razón para reirme una vez más o para llorar un rato más. Son mis lagrimas ocultas, lagrimas que caen por dentro, lagrimas que se cristalizan en mi gris corazón y lo matan, me matan.

Déjame amigo, mirar por tu ventana y ver tu triunfo, yo estoy preparado para correr, echar una zancada al aire y no parar y no reir, no llorar, no sentir, no hablar, no besar, no pensar... Solo gritar. Me esconderé del sol, para que no me mire con desprecio, me dejaré crecer mi barba para que nadie me vea la sonrisa, lloraré en cada esquina en la que dos amantes se besaron, saltaré de cada balcón hacia el tejado.

Querido amigo, yo he muerto, tu aún vives, olvidate de mí y sigue adelante en tu camino, nunca cruces el mio, y si tus versos se vuelven divinos, dedícame el último, el triste, el de despedida.

No me levantaré ¿Ya que puede ser peor?

7.5.12

Se destroza el camino inventado

Con el permiso de las notas que surcan el viento empecé a silbar una canción, una canción alegre, rebosante de vitalidad y caminé por mi vida sin a penas enterarme. Llegué a mundos inexplorados, unos más tristes, otros más alegres, unos contigo, otros sin ti.
Engañe al diablo, como muchos otros antes, subí escaleras al cielo y llamé a sus puertas. No había cabida en sus muros para mi, no había una nube con mi nombre, por haber, no había ni existencia. Y seguí andando, silbando innumerables canciones, escuchando en mi cabeza la letra.
Sin muerte, mi vida seguiria siendo finita, pero yo decidiria cuando acabarla.
Me topé con poetas y músicos, musas y artistas, amigos y enemigos. Era andar por la muerte, sin muerte, era un camino abierto a tantas posibilidades que lo único que hice fue andar y silbar...
Amé a un Ángel del que huí, no sabia como decirle que le queria, que le necesitaba, que queria ser suyo. Teniendole al lado y siendo incapaz de declarar amor, quizás yo no tenia eso, quizás yo debía estar solo. Y entre quizás y quizás, en mi soledad me topé con una joven pelirroja, peligrosa. Ella se reía del mundo y caminaba con su perro por la muerte y vivia sin vivir en un maraña de pensamientos que la asustaban. Labios carnosos, piel clara, no queria abandonarla nunca. Pero el diablo apareció, vino a llevarme, yo no le había engañado, él lo hizo.

A todos los que vi y querí les hice la misma propuesta: Algún día, quedaremos cerca del suelo... Donde se refleje la luna. Perdón por no cumplirla.